Vuelta al Catllaràs PR-C 52 / GR - 4

El Catllaràs es quizá una de las sierras menos conocidas del Berguedà pero también una de las más interesantes. Cuatro de las rutas propuestas en este apartado dan diversas perspectivas de la vertiente sur. Esta ruta os adentrará hacia la vertiente norte con un itinerario que combina pasado religioso, uso agrícola y ganadero y explotación minera en un marco de gran belleza paisajística.

Descripción

El PR se inicia en el barrio de las Coromines, delante de la capilla de San Antonio. Este barrio es el grupo de casas que se encuentra al cruzar el río y está formado por una calle vertebral de la que salen transversalmente todas las otras calles. Fue un barrio obrero creado a mediados del siglo XVIII por los trabajadores de la incipiente industria textil. Destaca por ser una de las primeras muestras de planificación urbanística de Cataluña..

La ruta comienza siguiendo el antiguo camino real de la Pobla a Ripio que os llevará hasta el monasterio de Santa Maria de Lillet. Las primeras noticias de este monasterio datan del siglo IX. El conjunto actual es fruto de diversas construcciones de los siglos XI, XIV y XVIII. Fue quemado durante la Guerra Civil pero recientemente ha sido restaurado y se puede visitar. Un poco más arriba, encontraréis la pequeña iglesia románica de Sant Miquel. Para visitar el interior de ambos edificios, podéis pedir las llaves en la Oficina de Turismo de La Pobla de Lillet (estación de Tren del Cemento).

El camino señalizado comienza a subir hacia una peña donde se ve una cruz y restos de unos muros. Son los restos del antiguo castillo de la Pobla, construido durante el siglo X y probablemente abandonado en el siglo XIII. Al llegar al puerto de debajo del castillo, un pequeño sendero sube hasta el castillo. La vista desde aquí es magnífica: ofrece un panorama privilegiado de las sierras del Berguedà y del Ripollès, con la Pobla a vuestros pies.

A partir de aquí el camino comienza a subir en medio de un bosque de hayas y pinos hasta llegar al chalet del Catllaràs. Este edificio fue diseñado originariamente por Gaudí para alojar a los ingenieros que dirigían las minas que extraían el carbón para alimentar los hornos de la empresa cementera del Clot del Moro. Del diseño original, por desgracia, sólo queda la forma; los detalles típicos de la arquitectura gaudiniana desaparecieron en las remodelaciones realizadas. Actualmente se usa esporádicamente como casa de colonias. Más adelante, a la derecha del camino, hay una fuente.

Ahora el camino continúa hacia el oeste con fuerte pendiente hasta el Collet Fred y el mirador de la Roca de la Lluna. Sin embargo, sugerimos la posibilidad de seguir la pista que, aunque da más vuelta, ofrece dos ventajas: la pendiente es más suave y permite visitar una de las bocaminas de Arderiu. Casi todas las minas antiguas o han desaparecido o son de difícil acceso. En este caso, la mina se encuentra a pie de pista. Para llegar a ella, hay que continuar hacia arriba por la pista principal desde el chalet. En el primer cruce, hay que continuar arriba por la derecha; en el segundo cruce, está señalizado Font d'Ardericó hacia la izquierda. Tenéis que seguir esta pista unos cien metros y veréis la bocamina a mano derecha. Fue explotada entre 1908 y 1922. Para llegar al mirador, tenéis que volver a la pista principal y continuar hacia arriba.

El mirador de la Roca de la Lluna fue construido por ICONA y ofrece unas magníficas panorámicas de las sierras pirenaicas y prepirenaicas, y también permite ver el dentado perfil de la sierra del Catllaràs hacia el sur. Hay mesas y bancos y una fuente para hacer picnic.

Si seguís adelante por el camino señalizado, llegaréis a una explanada con una chimenea y unas paredes: es la sala de máquinas, lugar donde se agrupaba el carbón traído de diversas minas antes de emprender el complicado viaje hacia la carretera de la Pobla, donde actualmente se ha construido una nueva estación del ferrocarril de vía estrecha ("carrilet").

Hay un momento que la ruta abandona la pista y hace un pequeño desvío para pasar por el prado llamado Joc de la Pilota. El nombre viene del hecho que fue utilizado por los ingenieros ingleses que vivían en el chalet para jugar a pelota. También se la llama prado de las Damases. Rodeado de bosque y rocas calcáreas, es un lugar donde se respira un ambiente de gran tranquilidad. Está situado a medio camino de la ruta y es un lugar ideal para descansar y contemplar la sencilla belleza de la naturaleza.

Más adelante encontraréis el prado Gespador, uno de los prados que caracterizan la zona alta de la sierra. En verano suele haber un pequeño grupo de vacas, un vestigio de los grandes rebaños que antiguamente pastaban en estos prados.

En seguida llegaréis a una gran roca plantada en mitad de una planicie: es la roca del Catllaràs, una de las claras divisiones entre la vertiente norte y la sur. Hacia el este veréis las cimas que marcan la línea de cumbres central, y hacia el sur los grandes prados de la planicie del Orri.

Duespués de pasar un puerto, el camino comienza a bajar. Después de seguir una pista (con algún atajo) llegaréis a un punto en que el camino da un giro de 900 a la derecha. A partir de aquí se acaban las marcas amarillas y blancas y tendréis que comenzar a seguir las rojas y blancas del GR 4. Finalmente, el camino desembocará en una pista con una gran planicie a la derecha: es el campo del Ermità, antiguamente campos de cultivo donde aún se ven los bancales de tierra. Es un buen lugar para descansar.

Después de un rato de caminar llegaréis a la fuente de Falgars con mesas y bancos bien acondicionados. A la izquierda sale el GR 4.2 que os llevaría a Sant Julià de Cerdanyola, Guardiola de Berguedà, Bagà y coll de Pal. Seguimos en dirección al santuario de Falgars, que se ve delante y que aparece citado desde el siglo X, aunque el edificio actual sea del siglo XVII con algunos restos románicos. Hay una cueva del hallazgo donde, según la leyenda, se encontró la figura de la Virgen. Esta cueva queda un poco alejada de la ruta. A parte de la iglesia, hay servicio de comidas y alojamiento. También hay instalaciones para hacer barbacoas y suele estar bastante concurrido, sobre todo en verano, los fines de semana con buen tiempo y en época de setas.

Desde el santuario se debe retroceder para retomar el camino que, desde aquí ya baja a la Pobla por la línea de cresta. En este tramo pasaréis por tres grados o pasos que permiten al camino salvar paredes rocosas. Resulta interesante ver cómo el camino salva estos obstáculos. Muestra la importancia del camino el hecho que fue empedrado en algunos puntos para facilitar su conservación y aún se pueden ver las piedras clavadas de lado en la tierra, sobre todo debajo del último o primer grado.

Si queréis un lugar tranquilo, ya casi llegando a la Pobla, os podéis acercar al bosque de Ventaiola. Hay que desviarse ligeramente. El camino baja junto a unos campos y se ve el bosque a la derecha. Veréis una pista a la derecha con una cruz amarilla. Hay que dejar esta pista y seguir bajando. Encontraréis una segunda pista a la derecha, también con una cruz amarilla. Hay que seguirla y en seguida encontraréis unos puntos amarillos pintados en los troncos. Tenéis que seguir estas marcas hasta llegar a la fuente del Roure, un bonito paraje con una fuente y bancos de piedra. Si bajáis por el camino de la línea de cresta de la montaña, llegaréis a una carretera de hormigón que os llevará nuevamente a la última recta del GR, justo después de pasar por el lado del helipuerto.